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julio 5, 2017

Palabras de la Embajadora de los Estados Unidos en Nicaragua, Laura Dogu

Exposición fotográfica “Vivas las queremos: testimonios de violencia contra las mujeres en el Caribe Sur de Nicaragua”
5 de julio del 2017

Buenas tardes.

Las víctimas de femicidios no son solo estadísticas, son mujeres con historias. Tienen hijos, padres y madres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo y vecinos. Ellas son nosotras, nosotras somos ellas.

La exposición fotográfica “Vivas las queremos: testimonios de violencia contra las mujeres en el Caribe Sur de Nicaragua”, muestra los rostros y las historias de 18 mujeres víctimas de femicidio entre 2014 y 2016.

La mayoría de ellas murieron a manos de sus exmaridos, parejas actuales o familiares cercanos. Tenían entre 18 y 80 años y la mayoría fueron madres adolecentes. Esta exposición es un homenaje a estas mujeres.

Es demasiado fácil olvidar a las víctimas si no son parte de su familia. Las ONGs que abogan en defensa de los derechos de las mujeres, trabajan para que no las olvidemos.

La exhibición fotográfica es un llamado a la acción colectiva. El femicidio y otras formas de violencia de género, requieren de acciones coordinadas que ataquen el problema desde su origen, que es la cultura machista.

Este machismo empieza con la palabra femicidio, una palabra del género masculino sobre el asesinato de mujeres. ¿Por qué no es “la femicidia”? El femicidio es el último eslabón de una larga cadena de violencia en su versión más extrema.

También afecta de forma dramática la vida de otras personas. Por ejemplo, muchos hijos pierden no solo a su madre, sino su padre también cuando él es el femicida.

Estas 18 mujeres dejaron en la orfandad a 39 hijos e hijas, muchos de ellos menores de edad. No podemos ignorar que con frecuencia, los hijos de las víctimas y sus familiares, no cuentan con el apoyo necesario para sobrellevar la pérdida.

La violencia machista no solo afecta a Nicaragua. Es un problema mundial que afecta también a mi país. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reporta que cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas, por el solo hecho de ser mujeres.

Es imperativo tomar conciencia de cómo el modelo machista se reproduce en las personas y en las sociedades. Todos tenemos la responsabilidad de evitar los comportamientos machistas y violentos. Ya sea en los hogares, escuelas, trabajos o calles, así como en las redes sociales y los medios de comunicación.

El tratamiento de la información de los casos de niñas, adolescentes y mujeres víctimas de violencia, desaparecidas o asesinadas, debiera cambiar.

Es injusto que las víctimas sean re-victimizadas o culpabilizadas. Las palabras e imágenes que ponen a las mujeres como objetos o en situaciones de desigualdad, inferioridad, subordinación o discriminación, contribuyen también a reproducir la violencia de género.

En los EEUU, los medios están cambiando la manera de reportar noticias sobre mujeres y los gobiernos están cambiando sus políticas públicas. Pero todavía tenemos mucho más que hacer. Es importante que las políticas nuevas estén basadas en datos.

La colaboración de universidades con las organizaciones de mujeres contribuye a la eliminación de la violencia de género a través de estudios sobre aspectos históricos y culturales de la misma.

Cambiar culturas no es fácil, pero como hemos visto en Argentina después del asesinato de una niña embarazada de 14 años, es posible. Después de su muerte inició un movimiento social, que luego se convirtió en internacional llamado “Ni Una Menos”.

Doy mi más sentido pésame a las familias que nos acompañan hoy y les decimos: “Ni Una Menos” aquí en Nicaragua. ¡Basta de femicidios!

Muchas gracias.